Son dos iconos, pero Ford asegura a Efe que nunca fue "tan noble" como Robinson. Y, al contrario que él, nunca rechazó una confrontación. "Nunca fui lo suficientemente inteligente como para no pelear", admitió el célebre actor. "Siempre luché. Aún sigo luchando. No soy tan noble como se pidió a Jackie Robinson que fuera", dijo Ford sobre esa figura mítica del deporte estadounidense, quien tuvo que soportar el acoso de compañeros de profesión y la presión de los medios de comunicación para convertirse en el primer jugador negro que consiguió entrar en las Grandes Ligas.
Ford, en cambio, goza de una de las más grandes carreras que el cine haya visto gracias a sagas inmortales como "Indiana Jones", "Star Wars" y cintas como "Blade Runner". Pero sus inicios no fueron un camino de rosas.
"Soy inconformista. Aún hoy me planto cuando considero que algo no se está haciendo bien. Trato de cambiar las cosas. Y eso que desde el principio fui un afortunado. Estuve bajo contrato con Columbia Pictures por 150 dólares a la semana. Era un acuerdo por 7 años y me salí al año y medio. No entendía qué hacía", declaró Ford sobre sus primeros pasos en la industria durante la década de 1960.
Ford, con fama de ser arisco en ocasiones con la prensa, se encuentra de buen humor. Se le nota orgulloso de "42", de estreno este viernes en EE.UU., dirigida y escrita por Brian Helgeland y con un reparto donde está acompañado por Chadwick Boseman y Nicole Beharie.
"Es una de las mejores películas que he hecho", afirmó el intérprete apurando el último trozo de sandía. "Ha sido una gran oportunidad para mí. Mi personaje tiene cualidades dramáticas y de gran colorido, lo cual era un buen punto de partida. Esto no es una lección de historia. Es una invitación a experimentar lo que vivieron esas personas. Eso siempre es mejor que un sermón", apuntó.
Ford da vida a Branch Rickey, el director general de los Brooklyn Dodgers que apostó por Robinson en una época en la que hacer de un jugador negro la estrella de tu equipo parecía más un insulto que una inversión.
"A finales de la década de 1930 y comienzos de los 40 no había baloncesto, no había fútbol americano, no había fútbol... Bueno, no había fútbol y sigue sin haber", dijo entre risas. "El béisbol es el gran juego americano. Supone lo que el jazz a la música americana. Y funciona como metáfora de América de forma justa", sostuvo.
A Rickey le daba igual el color de piel de Robinson. Sólo le importaba el color verde del dinero que el público iba a pagar por verle jugar. Y las victorias que iba a traer.
"Quería hacer el mejor equipo posible porque su intención era ganar. Pero en su vida también vio cómo se denegaban por prejuicios raciales oportunidades a gente valiosa y quería cambiar eso", manifestó.
Lo único que pidió a Robinson fue que nunca perdiera la compostura a pesar de los insultos que recibiera. "Era un hombre sin secretos", declaró.
Fuente: elespectador.com