Nacida en Medellín en 1954, estudió Arte en Estados Unidos. Con un profundo interés por la sociología de la moda, en 1981 da inicio a sus creaciones de abundantes texturas y adornos dentro de la tendencia “Wearable art”o “arte para Ilevar puesto”. Fue solista de Ballet de Medellín por eso conoce el perfecto acople del cuerpo y de la ropa en la danza, sabe que para permitirlo conviene utilizar telas vaporosas, delgadas, exquisitas al tacto y de colores pasteles claros (chifones franceses, muselinas, crepés, etc).
Olga Piedrahita volcó en la moda su interés por las artes plásticas. Mientras estudiaba arte en la Nicholls State University se le ocurrió aplicar al diseño de moda ciertas técnicas y procedimientos modernistas. Pasó a trabajar modelos ya existentes como hace un pintor con los lienzos: para darles nueva vida y hacerlos interesantes recurrió al teñido, a la superposición de telas y otros elementos decorativos. Desde un principio, pues, mostró independencia y atrevimiento.
Abrió su primer almacén “Barroco” como ella lo denomino, los diseños son dramaticos, con claras reminiscencias de época, con técnicas de collage y degradé. Tanto sus trajes de ahora como los de entonces presentan cierto carácter lírico, evocativo, misterioso.
Su ropa resulta casi abstracta, capaz de suscitar hondas evocaciones ya sea recargando sus vestidos (como hacía al principio de su carrera) o bien despojándolos de aditamentos hasta hacerlos casi volátiles. Pero no por ello deja de mostrarse realista: Piedrahita sabe que viste cuerpos concretos, no personajes de fábula ni bailarinas. Las colecciones de Olga Piedrahita no son masivas: tanto en su línea de prét-á-porter, como en la de alta costura, responden a un paciente y minucioso análisis de la mujer que desee lucirlas, para lograr una perfecta simbiosis entre cuerpo e indumentaria, entre ropa y persona, casi tan natural como la desnudez.
Luego, en un giro opuesto, minimalista, fundamentado en la esencia y síntesis de la forma, esculpe el cuerpo femenino para coctel, gala y matrimonios con velos y telas etéreas enfatizando el concepto de libertad y movimiento. La sensualidad de las prendas tiene acento además en los juegos cromáticos de las transparencias o en las texturas delicadísimas conseguidas al arrugar la tela a mano a la manera de la técnica oriental del origami. Ha participado en las más relevantes muestras de colecciones en Colombia, también en el prestigioso Salón Internacional de Moda de Madrid (SIMM), Europa y en E.U.A. en donde sus diseños prét-á-porter forman parte del stock de importantes tiendas de moda como Valentino, Kenzo, Benne entre otras.
Ya consolidada como una artesana de sueños y elegancia, Olga se lanza a conquistar los mercados internacionales, logrando sus propósitos, sin llegar a dimensionar su proyección.
En el 2009 es seleccionada como representante de Colombia para participar en más importante pasarela de Latinoamérica con diseñadores de la talla de Oscar de la Renta diseñando para Balmain, Margarita Zing, de Venezuela; Benito Fernández, de Argentina; entre otros.
Olga Piedrahíta siempre se ha inclinado por la vanguardia. Sus diseños, muchas veces incomprendidos, son de avant garde; sus ideas se salen de lo convencional y ahora su negocio marcha a la delantera en lo que tiene que ver con el mercado de novias. La paisa, definitivamente, hace parte de la crema y nata del apasionante mundo de los matrimonios.
Ella translado su almacén a Bogotá desde entonces, fiel a sus principios de producir un nuevo tipo de moda para mujer ha pasado de lo recargado a lo despojado.